Islandia (este, sur y Reykjavik)

 

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Fiordo del este / Eastern fiord

DURACIÓN: del 8 al 14 de agosto.

 


Después de estar en el este del país, pensé que Islandia ya no iba a darme más historias para contar, porque aquello estaba deshabitado (aún más que el oeste y el norte), así que pensé en hablaros de Olafia, la dueña del Airbnb en el que hicimos noche por aquellos

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La casa de Olafia en Fellabaer / Este de Islandia (Eastern Iceland)

lares y a la que iba a llamar Sabonis para preservar su anonimato. También pensé en hablaros de que su casa parecía un bazar chino porque o bien tenía muy mal gusto o síndrome de diógenes. La mierda rebosante iba a ser igualmente digna de mención, como la jeta que tuvo al día siguiente cuando nos dijo que dejáramos todo aquello limpio y recogido. Todavía nos estremecemos al pensar en la casa de Sabonis que, por otra parte, fue la excepción que confirmaba la regla de todos los casoplones en los que nos hemos quedado en este viaje.


Sin historias todavía por narrar, también tuve en mente contaros la movida del día siguiente durante nuestra ruta en coche por los solitarios fiordos de infinitos kilómetros del este, cuando ideamos que me hiciera la coja para que me dejaran hacer caca en el baño de una guest house.
Ya en términos más generales y viendo que la «ciudad» de Höfn, en el sudeste, solo nos iba a proporcionar las espectaculares vistas del glaciar, pero ninguna anécdota más, se me ocurrió hablaros de la altura de los WC, en los que si te sientas, te cuelgan los pies y si no lo haces, te meas encima, o que aquí se regala la sopa como en el Fosters la Pepsi (ese es el motivo por el que he decido comprarme un rancho aquí, por cierto).


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Fiordo del este de Islandia (Eastern Icelandic fiord)

Para seguir rellenando párrafos, otro tema iba a ser el de la independencia de los niños en este país. Todavía no nos queda muy claro si la edad laboral empieza a los 2 o los 3 años, pero os prometo que el otro día vimos en los fiordos a un niño de esa edad con un mono de trabajo lleno de paja y exhausto. Ah! Y la mayoría de cajeros y camareros son chavales de la ESO.
Otro aspecto recurrente sobre el que iba a escribir a falta de emoción era el de que sí, que los islandeses son muy extraterrestres (porque, recordad, que viven en otro planeta), pero que los turistas que rondamos por aquí y no por Cancún, Ibiza o Tailandia en pleno mes de agosto, también tenemos un toque dao. Será eso lo que nos hace ser extraterrestres

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Iglesia psicodélica en Seydisfjordur / Este de Islandia (Eastern Iceland)

también o quizá lo sea el hecho de valorar mucho a gente cívica como esta y rechazar la poca vergüenza.
Conforme nos dirigíamos hacia las ciudades del sur, ya muy cerquita de Rekyavik donde acabaría la aventura, cada vez tenía más claro que no iba a poder escribir nada más, porque seguía sin sucedernos nada cañero. Fue en aquel momento cuando caí en que no os había hablado de las numerosas iglesias psicodélicas que hay por toda la isla y que corroboran que ni este país ni esta gente pertenecen a este mundo.


Sin expectativas ya, hace dos días nos adentramos en las Highlands (tierras altas) del interior de Islandia y, entonces,(oh, yeah!) las montañas del Landmannalaugar nos dieron las historias que tanto habíamos ansiado. Creo que no os he mencionado que después de 12 días aquí ya somos auténticos sherpas (tal y como podéis ver en el vídeo que adjunto al texto), así que el día de las Highlands decidimos hacer un hikking (ahora solo uso anglicismos) de unas cuatro horas. Tres de ellas las empleamos en ascender a cuatro patas pendientes que eran tan verticales que éramos incapaces de subirlas usando solo dos piernas, bueno, hablo por Almu, Carlos, Ana y por mí, ya que el

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El fatal descenso en el Landmannalaugar / Tierras altas islandesas (Icelandic Highlands)

rollo de la gravedad y eso no va con Elena, porque al ser un marcianito, caminaría igual de bien por calle Larios que por el Himalaya.
Total, que si la subida fue así de dura, podéis imaginar cómo fue la bajada: en algunos tramos tuvimos que ir casi reptando como auténticos marines y en otros culeando para no resbalar y partirnos la crisma. Sé que no entenderéis muy bien cómo nos pudo dar un ataque de risa cuando nuestras vidas pendían de un hilo, nosotros tampoco comprendíamos por qué ante tal situación de peligro empezamos a partirnos el culo, aunque aquella risilla tonta ya la habíamos experimentado antes y el olorcillo que se empezaba a percibir también y es que justo al final de la bajada había otro Marte con fumarolas que desprendían aquel «aroma» a putrefacción que tanto nos había colocado en el norte, así que, claro, a partir de ahí, ya echamos la tarde en ese plan y en aquel lugar, que parecía el camping de los Monegros, mientras esperábamos a nuestro autobús 4×4.

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El guapo del primo de Thor (que, a lo mejor, no lo era tanto) / Landmannalaugar, sur de Islandia (Southern Iceland)

Aquel día me arrepentí de no haber acampado al menos uno en Islandia, y es que si llegamos a pernoctar allí, nos habríamos llevado amistades para los restos. Conocimos a Thor y al guapo de su primo, que a lo mejor no era tan guapo, pero después de tantos días de trols acabas bajando el listón y piensas que en este país no hay cabida para la fealdad (ahora entiendo a la persona que me comentó eso). Los dos lugareños nos contaron muchas cosas del país, como por ejemplo que si conoces a alguien por Tinder, existe otra app en la que introduces sus datos para ver si es pariente. Por lo visto, como aquí hay tan pocos habitantes, si no tienes esa app, lo mismo te lías con algún primo.


En fin, que lo que menos nos ha gustado es el sur. El otro día fuimos al círculo dorado, a pocos kilómetros de Reykjiavik, que es donde, en principio, se concentran las cosas que

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La turística cascada de Gullfoss en el Círculo Dorado / Sur de Islandia (Southern Iceland).

más molan y si no llega a ser por el géiser, me pego un tiro allí mismo. Esa ya no era nuestra islandia, aquello parecía Torremolinos en pleno mes de agosto abarrotado de turistas.
En ese punto el país marciano, aunque a veces lunar, comenzó a perder la esencia que tanto nos había gustado. Así que si alguna vez venís por aquí, haced la ruta en la misma dirección que nosotros, siguiendo las agujas del reloj, ya que si la hacéis en el sentido opuesto no abandonaréis la isla ni con lejía, porque el norte atrapa.


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Reykjavik

Por último, de Reykiavik diré que para ser la capital de un país, es un poco así como Plasencia (hablo de tamaño) y sobre si es bonita o fea, pues, bueno, es que para mí después de Galway ya hay pocas ciudades que me impresionen en ese sentido, por eso estoy empezando a apostar por la naturaleza que nunca defrauda.

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